Heracles mata al león. Museo del Louvre |
Hasta el 460 a.C. no vemos una
representación completa del ciclo (metopas del templo de Zeus, Olimpia), aunque
en el VI a.C. aparecen ya algunas escenas juntas, como las metopas del templo
de Hera de Paestum o el vaso del Pintor de Cleofrades de la Villa Getty con los
episodios de la hidra, la reina Hipólita y las Hespéridas.
Durante la época romana es más
frecuente hallar los Doce Trabajos en una misma obra, incluso de forma
yuxtapuesta, como en el sarcófago del Palazzo Altemps de Roma (III d.C.). En el
Museo Arqueológico de Madrid hay un interesante mosaico con el ciclo (s. III
d.C.) encontrado en la localidad valenciana de Liria.
No obstante, lo habitual es
representar los episodios de forma aislada. Algunos trabajos tuvieron menor
presencia en las artes, como el del jabalí, las yeguas de Diomedes o el toro de
Creta. Por el contrario, el momento en que Heracles asfixia al león de Nemea es
el episodio más recurrido, sobre todo en la cerámica ática, como muestra un lécito
de figuras negras del Louvre (VI a.C.) o un vaso de figuras rojas del Museo de
la Universidad de Philadelphia (490 a.C.).
Otro episodio muy popular en la
cerámica es el de Los bueyes de Gerión, así como la escena en que el héroe coge
o rompe los cuernos a la cierva de Cerinia. La representación más famosa de
esta última es la ánfora del British Museum (VI a. C.). Notable es también el
bronce conservado en el Museo regional de Palermo (I d. C.).
Eufronio dedica a la lucha entre
Heracles y Anteo del trabajo de las manzanas de las Hespéridas, uno de sus
vasos más destacados (510 a. C.), aunque será en época moderna cuando cobre
notoriedad con el héroe asfixiando al gigante en el bronce y cuadro de
Pollaiuolo (s. XV), el lienzo de Cranach (1520-30) o, posteriormente, una de
las fuentes del Palacio de Aranjuez (1810).
En cuanto al episodio de la reina
Hipólita, encontramos comúnmente en la cerámica del VI-IV a. C el momento en
que Heracles consigue el cinturón de la soberana.
Hércules Farnesio |
De forma paralela, fue muy
habitual representar, sobre todo en escultura, a Hércules descansando. El mayor
ejemplo es el Hércules Farnesio del Museo Nacional de Nápoles, copia en mármol
de un bronce de Lisipo del IV a.C. La escultura muestra al héroe cansado tras
finalizar sus trabajos y apoyado sobre sus atributos. También muchos
gobernantes quisieron ser representados como Hércules, símbolo de fuerza y
heroísmo, como el emperador Cómodo en su famoso busto (II d. C.) o, en época
moderna, el lienzo rey Enrique IV de Francia, vestido con la piel de león, el
mazo y pisando a la hidra decapitada. La victoria sobre la hidra, que aparece
en distintas cerámicas y mosaicos, se ha representado mucho en la pintura
italiana, con autores como Antonio del Pollaiuolo (1475). Destaca en el XIX, el
lienzo del francés Gustave Moureau (1876).
A partir del Renacimiento y la
recuperación artística de la mitología, Heracles fue muy representado por
artistas como Carracci para decorar una estancia del Palacio Farnesio (1595-97)
o Reni (1617-20) en una serie de cuatro cuadros.
Dos de las series más
interesantes del XVII sobre Los Doce Trabajos son las propuestas por Zurbarán
en los diez lienzos destinados al madrileño Palacio del Buen Retiro (1637) y
los cuatro cuadros que Rubens dedicó a Hércules, de los cuales dos también
aluden a los Trabajos (1636-38). Tras más de 2.500 años la influencia de los
Doce Trabajos no ha desaparecido, tal y como todavía hoy muestra el artista
asturiano José Manuel Félix Magdalena en algunas de sus recientes esculturas.